El autor de esta columna, escritor y profesor Francisco J. Zañartu, con la certeza de que la Comedia entretiene generando risas y la Tragedia se enfrenta a graves conflictos, presenta un libro de Wylie Sypher, traducido por otro profesor, Luis Waisman, arquitecto, esteta y Maestro de generaciones en la Universidad de Chile , que señalaba: “La comedia puede decir lo que la tragedia no”.
A Luis Vaisman A.
La pandemia, el lugar en que hemos convivido durante los últimos meses, ha permitido retomar algunas prácticas olvidadas. Una de ellas: revisar nuestras biblioteca y descubrir – o redescubrir- textos que yacían en los anaqueles cubiertos de polvo. O alguna foto familiar.
Eso es lo que me ocurrió con el texto “Los significados de la comedia” de Wylie Sypher (12 de diciembre de 1905 – agosto de 1987), publicado por primera vez el año 2015 y traducido ese mismo año por el recientemente fallecido profesor Luis Vaisman A., arquitecto, estudioso de la literatura y esteta, considerado un maestro por diversas generaciones de estudiantes de la Universidad de Chile.
El texto, como todo ensayo, platea una hipótesis: “… la comedia puede decirnos muchas cosas acerca de nuestra situación que la tragedia no nos puede revelar (pág. 12). Esta hipótesis es desarrollada durante 112 páginas donde propone, en forma clara y sin frases alambicadas, que el absurdo es inherente a nuestras vidas.
Lo cómico se sustenta en la constante disociación de la sensibilidad.
Sypher parece haber escrito en el Chile del siglo XXI, donde a diario encontramos ministros que dicen que los extranjeros no tienen derecho a vacunarse y cantantes progresistas que violentan a sus parejas. El autor, revisando sus anaqueles, cual chileno de clase media en pandemia, revisa al existencialista católico Soren Kirkegaard (1813-1855) y dice: “Ciertamente ninguna época ha sido tan victimizada por lo cómico como esta”.
Lo cómico permite abrir nuestra percepción. Sypher recuerda a Aristóteles que, hace varios siglos, señaló: “La tragedia progresó por etapas y, habiendo pasado por numerosos cambios, alcanzó su forma natural donde se detuvo”. A diferencia de la comedia la “tragedia” es una forma de arte cerrada con un significado único, fijo y limitado. ( Pág 51).
La comedia no puede ser cerrada pues en ella no hay un héroe trágico que lucha contra su destino. No está Edipo enamorado de su madre ni Medea traicionada por Jasón. En la comedia “…desde los primeros tiempos el ritual cómico ha sido presidido por un señor del desorden y las improvisaciones de la comedia tienen el aspecto de la Fiesta de la Sinrazón, un Festival de la Tontería“ .(Pág 57).
¿Alguien puede negar que llevemos años en el Festival de la Tontería?
“¿Cómo he vivido en este país?. Haciéndome el huevón”. (Adivina la Comedia.Gregory Cohen, 1981). Esta obra fue estrenada el día antes que su autor cayera preso en una manifestación política y pasara tres meses en las Penitenciaría de Santiago.
La comedia es liberadora. Intrínsecamente. Y esta emancipación es un efecto de su sacrilegio, de ser un acto impío. “La perspectiva cómica puede alcanzarse sólo si apunta sus dardos a la vida seria”. (Pág. 60).
A lo largo del texto, el autor se adentra en temas como la baja comedia y la alta comedia. Mientras la primera es una comedia de costumbres, la segunda es más humanitaria pues devela al ser humano como un ser social. “La comedia es el más potente factor civilizador”. (Pág. 108). En sus páginas propone una relectura de grandes de la literatura universal y afirma que, entre otros, Kafka y Dostoievski fueron comediantes. Mientras Kafka muestra espeluznantes héroes irremediablemente torpes y desgarbados, Dostoievski plantea aceptar lo improbable de la existencia humana.
Al terminar este comentario, se debe citar la contratapa del libro:
“En un mundo que pareciese girar sobre el eje de lo trágico, donde incluso nuestras formas de lenguaje indican hechos de sangre, los fracasos y aquello que no puede repararse, la comedia se presenta como algo liberador”.
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