A quien le toca, le toca. Ustedes podrían ser. Sí, los que están leyendo esta carta. Sí, los que leen y se hacen los lesos. El dramaturgo y actor Gregory Cohen obliga a leer en sentido contrario y al Derecho.
Ustedes son un grupo que a menudo sustenta sus argumentos en el Sentido Común. Sin embargo, el Sentido Común no es necesariamente garantía para todo. Así, algunos prefieren hablar del Buen Sentido.
Al respecto, José Ingenieros señala, en su libro “El Hombre mediocre”: El sentido común es colectivo, eminentemente retrógrado y dogmatista, en cambio el buen sentido es individual, siempre innovador y libertario.
Sea cual sea el sentido implicado, hay cuatro características que dan real sentido a este grupo de infelices: consecuencia, cohesión, originalidad y entrega.
En estos tiempos de pandemia en que la gran mayoría de corazones se ablandan y aumenta la sensibilidad, resulta admirable que ustedes permanezcan en una posición muy irrestricta, sin escuchar voces de advertencia y sigan adelante combatiendo en el frente, por una economía sólida, autónoma, sin detenerse en las personas más allá de lo necesario.
Algunos dirán que esta actitud implica ser obtuso, mediocre o egoísta, o incluso ser inflexible.
Yo diría que este grupo es muy consecuente. Y, obvio, lleno de sentido.
Consecuente con todos los valores y principios que un día diseñó, implantó y desarrolló desde una visión muy clara y meditada.  Y no es fácil interrumpir el rumbo señalado ni siquiera en momentos traumáticos como la revuelta y luego la pandemia.
Resulta admirable también la cohesión que ustedes demuestran al seguir avanzando paso a paso en bloque cuando todo el entorno advierte que se avizoran áreas movedizas que no garantizan una movilidad ni segura ni fácil. Y ustedes sin vacilación insisten con el grito de “¡Vamos Chile!” aun cuando el fango llegue a la altura del cuello y lo supere. No hay obstáculos. No hay diletancia.
Y así vamos y así estamos.
Ustedes no han dado paso atrás porque nacieron en la fuerza y la ejercen con toda tranquilidad de conciencia, puesto que la delegan.
Son increíblemente originales.
Vuestra habilidad en el manejo del lenguaje ha permitido hallazgos que desafían tanto a la lógica formal como a la gramática y la semántica. Podríamos hablar de magia verbal cuando sus campañas comunicacionales terminan igualando palabras y términos bastante disímiles entre sí.  Brillan entre muchas las relaciones: Muerte / Prevención. Toque de queda / Libertinaje.  Vacuna / Descuido.
Son curiosamente entregados.
Resulta loable su pertinacia y el grado de adhesión a los símbolos patrios. Alguien podría asombrarse del espíritu de pertenencia que demuestran con el país. No debiera extrañar pues es la reacción honesta y natural que solo se puede hallar en muy pocas personas, (tal vez 5 ó 6 familias). Únicamente ellas pueden declarar con propiedad y orgullo: “Este es mi país”.
A tal grado llega la identificación de este grupo de infelices con el país que lo vio nacer.