Indignados Araucanía Fuente: bilaterals.org
Los resultados de las recientes elecciones y la masiva presencia de independientes demuestran que, para estar juntas, los personas necesitan acordar un sentido compartido de vida. La soberanía es el lugar donde se inscriben nuestras creencias básicas: creencia en una significación del ser humano, en el imperio de las leyes o en la fuerza de la palabra dada. En este original trabajo se examina la relación de la sociedad, el territorio y sus ocupantes. Todos los países, pero en forma especial los que se encuentran relativamente atrasados, aspiran a que su población experimente un sentido de pertenencia y libertad. Tal es el dilema que entraba la soberanía popular. A continuación, Hoja en Blanco expone los principios en los cuales se funda su concepción al respecto.
La Nueva Constitución deberá establecer que la soberanía reside en el pueblo, por lo que deberá dotar a este soberano de un conjunto de atribuciones para ejercer tal legítima función y permitirle decidir sobre temas de relevancia tanto nacionales como regionales o comunales.
Este criterio resulta ser la piedra angular sobre la cual sostenemos que las reglas establecidas en la Nueva Constitución solo serán efectivas si, a su vez, se consagran mecanismos revocatorios de las autoridades electas, de modo que los procesos eleccionarios sean efectivamente vinculantes y expresen la voluntad popular de manera permanente.
De la misma manera, este criterio nos permite afirmar que los recursos naturales deben ser considerados como bienes sociales y riquezas nacionales y, por tanto, estar sujetos a dicha soberanía popular ya sea en instancias directas de consulta por la vía del voto o en instancias permanentes de planificación y control de la vida económica territorial.
La Nueva Constitución deberá establecer que nuestro país rechaza toda hegemonía de potencias militares, financieras o culturales y no participa de la firma de tratados que reduzcan o limiten su soberanía.
La Nueva Constitución declarará que nuestro país es promotor de la paz y amistad entre los pueblos, en especial de nuestros vecinos latinoamericanos, y no aceptará la herencia belicista de la oligarquía, ni la intervención extranjera en asuntos internos.
La política exterior chilena, centrada hasta hoy en temas comerciales, deberá dar paso a una relación más estrecha entre los pueblos y también a la interacción entre los actores sociales y culturales de cada país.
La Nueva Constitución establecerá el respaldo a todas las acciones destinadas a combatir el cambio climático, acelerando los compromisos que nos permitan reducir nuestras propias emisiones de Co2. En esta misma línea, se deberá firmar el acuerdo de Escazú para revertir la decisión que al respecto ha tomado el actual gobierno.
Seleccionar página
Comentarios Recientes