En la que se examina en detalle, algunos detalles del desigual desconfinamiento de algunos privilegiados y de algunas víctimas del ofertón de Cúcuta… y una pizquita de opio para pasar el mal sabor
‘Tán cerradas las fronteras para los pobres rotosos; en cambio, pa’l poderoso es como si no existieran. Quería salir Piñera a dar consejos al papa. Un asesino se escapa, Argentina le da albergue y viaja la Rysselberghe mientras la UDI le tapa.
A Europa partía el breva en medio de la hecatombe: quería pasear por Londres pues no puede en la Alameda. Boris Johnson no lo aprueba y tampoco el Vaticano; con el pasaje en la mano tampoco va a dir a España y Macrón se ha dado maña pa no tratar con villanos.
Delante de los fiscales, enfrente de la Suprema, eludiendo su condena escapan los criminales.
¡Nadie sabe cómo salen con las fronteras cerradas! Estas bestias imputadas son miembros de un mismo club: se ha escapado Walter Klug, por la puerta custodiada.
Otra notable viajera se fue pa’Arabia Saudita a conseguirse platita pa su campaña fullera. No es extraño que saliera sin siquiera dar aviso o conseguirse permiso del “honorable” Senado, pues desde el Golpe de Estado, siempre hizo lo que quiso.
Otra clase de viajeros que comento en esta lira, van, rodeados de tiras, esposados al destierro. Amarrados como perros, tratados como animales, acusados de ilegales, se expulsa a los afectados –siempre en días feriados (1)–, con equívocas causales.
Por fin, me pregunto yo: con las fronteras cerradas para toda la gallada, ¿pa dónde va tanto avión? Es bien rara la cuestión y la duda me acoquina: no puedo ir a la esquina a comprar mi marraqueta, pero a la pléyade inquieta no le aplican la doctrina.
ALGO DE OPIO PA’L PUEBLO
(No el cambio’e Constitución, como farfulla Camilo).
Desenredo este otro hilo que se llama “selección”.
Como hay tanto tropezón en el juego nacional, se decidió convocar –según declara Lasarte–, al rey de ninguna parte: al buen Arturo Viral.
(1) Los tribunales permanecen cerrados en días feriados, por lo que los afectados quedan a merced del capricho de las “autoridades”.

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