DISCURSO DE EDUARDO FREI MONTALVA
TEATRO CAUPOLICÁN – PLEBISCITO DE 1980 POR CONSTITUCIÓN CIVIL MILITAR
Agradecemos a la Casa Museo Eduardo Frei Montalva por las citas a este discurso.
El 27 de agosto de 1980 se realizó el llamado “Caupolicanazo”, por el gran número de convocados en años muy difíciles de la dictadura civil militar. Los participantes -organizadores y asistentes- estaban por la opción NO en el plebiscito sobre Nueva Constitución Política de la República. Eduardo Frei Montalva (1911-1982) fue presidente de Chile entre los años 1964 a 1970, político con militancia en la Democracia Cristiana.
Este discurso puede inscribirse entre los grandes discursos políticos de nuestra historia y conocerlo permite no solo entender mejor esos años, sino apreciar el valor que tiene para la democracia unirse frente a los grandes y graves peligros que la acechan, entendiendo que las legítimas diferencias políticas o ideológicas, no pueden transformar en enemigos a quienes piensan de manera diferente.
“Después de tantos años, de nuevo nos encontramos aquí reunidos. Esta es una ocasión solemne. Representamos hoy la continuidad histórica de Chile y la voluntad de una inmensa mayoría de chilenas y chilenos.
La ocasión y el motivo no pueden ser de mayor trascendencia, porque se ha llamado al pueblo a un plebiscito para que apruebe el texto de una Constitución y una serie de artículos transitorios propuestos por los actuales gobernantes, y simultáneamente para que se designe para ocupar la Presidencia de la República, por a lo menos 9 años más, a la misma persona que la ha ocupado durante estos últimos 7 años.
Este plebiscito carece de validez y lo rechazamos porque no reúne las condiciones mínimas que garanticen su legitimidad.
- No es válido, porque no se puede llamar a un plebiscito cuando el país vive bajo estado de emergencia.
- No es válido, porque requeriría un sistema electoral que asegure la auténtica expresión del pueblo al que se confronta.
- No es válido, porque no existen registros electorales, y han transcurrido prácticamente siete años desde su destrucción, lo que revela la voluntad deliberada de no rehacerlos.
- No es válido, porque las mesas que recibirán los sufragios y harán su recuento están formadas por personas designadas por los alcaldes que, a su vez, son nombrados por el jefe de Estado.
- No es válido, porque todo el proceso de cómputo de votos y sus resultados, en sus dos primeras fases, está en manos de las autoridades, primero del alcalde y su secretario y después del gobernador solo, nominados ambos por el Ejecutivo.
El Derecho Constitucional, universalmente reconocido, señala las condiciones de cómo se deben efectuar los escrutinios. Son elementos objetivos, para que la voluntad del pueblo sea respetada. No se trata de confiar o desconfiar. Nadie puede imponer que se delegue este derecho irrenunciable, que constituye una forma de control aceptada y reconocida en todos los Estados de Derecho, y fue lo que Chile siempre reconoció a través de leyes electorales que se fueron perfeccionando mediante garantías que la derecha chilena fue la primera en reclamar y para lo cual se presentaron soluciones que fueron aprobadas y se convirtieron en leyes.
- No es válido, porque están proscritos los partidos políticos y, en consecuencia, no puede haber apoderados fidedignos que controlen la votación y la seriedad de los escrutinios.
- No es válido, porque no existe libertad de reunión ni de manifestaciones públicas. El hecho de estar aquí hoy no significa sino una excepción muy limitada y condicionada. (…)
- No es válido, porque no existe libertad de información ni de expresión. Los que disienten no tienen acceso a la televisión, que en nuestro mundo es el principal instrumento de comunicación de masas, y muy escaso a las radios y a la prensa. Basta decir que el Sr. ministro del Interior al escribirme me dice «que no se puede obligar a los otros canales». ¡Pero al menos existe una Televisión Nacional, que se creó precisamente en mi gobierno para servir a todos los chilenos!
- No es válido, porque todas esas restricciones se han intensificado al extremo desde que se llamó a consulta, de tal manera que una radio que había firmado un contrato para transmitir, se negó a hacerlo.
- No es válido, porque existe la permanente amenaza de detenciones, relegaciones o secuestros.
De modo que nadie puede engañarse: el resultado de este plebiscito está predeterminado. A través de estos métodos no se conseguirá legitimar el ejercicio del poder. Si el gobierno tuviera la seguridad de que en elecciones libres, abiertas e informadas, podría ganar, no recurriría a estos sistemas que la opinión pública nacional e internacional ya ha descalificado. Una minoría impone así a la inmensa mayoría del pueblo una fórmula política, económica y social. (…)
El proyecto en plebiscito refleja el espíritu que inspira a sus autores: ellos no creen realmente que el pueblo chileno tenga capacidad para pensar, opinar, decidir y elegir. (…)
Yo digo, todas las disposiciones de esta proyectada Constitución conducen a un sistema preventivo-coercitivo que regirá por casi 25 años. Eso es lo que arrastra a la división, al extremismo, a la violencia y al caos. No a la democracia.
Todo su contenido revela una confianza ilimitada en los mecanismos de concentración del poder, y una desconfianza igualmente ilimitada en el pueblo, en el Parlamento, en los partidos políticos, en los organismos de base y hasta en los municipios. No desconocemos la necesidad de una autoridad vigorosa para gobernar. Otra cosa es el cesarismo autocrático. El problema de fondo es que ninguna institucionalidad ni ley alguna pueden funcionar con normalidad si no representan la voluntad mayoritaria de la nación, libre y auténticamente expresada.
Lo único efectivo y que puede salvar al país de la violencia, el odio y la revancha es que ese consenso se produzca cuanto antes. Mantener un régimen de fuerza continuado, apoyado en una minoría, inevitablemente agudizará el conflicto – óiganme los que están en esta sala- y la división entre los chilenos, y lo más probable –y experiencias hay por montañas-, es que por esta vía se precipite al país en otro régimen de fuerza en sentido contrario, o sea, que el péndulo vaya de un extremo a otro. (…)
Por eso rechazamos este proyecto constitucional y el plebiscito convencidos de que se nos lleva a un conflicto sin solución, pues se contradice la esencia de lo que es nuestro carácter nacional y se nos exhibe ante el mundo en una posición que sólo genera el sarcasmo o la compasión, después que concitábamos el respeto y la admiración. (…)
Fundados en estas razones es que venimos a proponer una alternativa para Chile, que le permita retornar a la democracia debidamente renovada.
Para este objeto consideramos necesario:
- Que se organice de inmediato un gobierno de transición cívico militar, cuyos objetivos básicos serán establecer durante el plazo de dos a tres años como máximo las condiciones para restañar las heridas del pasado, restablecer la unidad nacional y la paz entre los chilenos, recuperar el pleno ejercicio del régimen democrático y garantizar la seguridad interna y externa de los chilenos. Durante este período de transición el gobierno retendrá las facultades legislativas.
- Que constituido este gobierno de transición se elija por votación popular una Asamblea Constituyente u otro organismo auténticamente representativo de todas las corrientes de opinión nacional, como fue en 1925, que tendrá a su cargo la elaboración de un proyecto de Constitución. Este proyecto se someterá a plebiscito, bajo un sistema que dé absolutas garantías, y con opciones claramente definidas y plena libertad de expresión.
- Que progresiva y rápidamente se restablezcan las libertades públicas, el derecho de asociación, la libertad de opinión e información, el derecho a reunión, el regreso de los exiliados, la derogación del estado de emergencia.
- Que se dicte de inmediato y se ponga en vigencia una Ley Electoral que defina los requisitos para ser ciudadano, que regule las inscripciones electorales, los sistemas de votación y escrutinios, los organismos y Tribunales, autónomos del gobierno provisional, que tendrán a su cargo asegurar la corrección de los procedimientos electorales. (…)
- Que se dicte un Estatuto de los Partidos Políticos que regule su función y participación en la vida política del país durante el período de transición y hasta que se dicte la nueva Carta Constitucional.
Durante este período de transición la acción de los partidos quedaría limitada a su colaboración en el organismo que elabore el nuevo proyecto constitucional, a la estructuración de sus dependencias internas, y a los trabajos de sus equipos técnicos y políticos para la elaboración de los programas que deberán proponer a la ciudadanía cuando se restablezca la normalidad institucional.
- Que en el orden social se deroguen las limitaciones impuestas a las organizaciones sindicales, juntas de vecinos y demás instituciones sociales intermedias. Los estatutos definitivos se dictarán cuando asuma el futuro gobierno democrático.
- Que se dé término a la intervención de las universidades mediante un procedimiento dirigido por académicos de gran prestigio e intachables antecedentes, que den plena garantía a toda la comunidad universitaria.
- Que se geste un consenso nacional o pacto social que garantice la convivencia democrática, en paz y sin violencias, y que hagan posible su desenvolvimiento posterior. (…)
Una comisión, llamada de Los 24, en la que participan hombres de todas posiciones, elaboraron las bases de una Constitución democrática llegando a pleno acuerdo sobre sus disposiciones. Hace pocos días 120 personalidades, profesores universitarios, hombres de ciencia, literatos, políticos de intachable pasado, han expresado al país su pensamiento. Su prestigio y sus nombres son garantías de que hay chilenos capaces de asegurar el porvenir; y a ellos se están agregando nuevas y valiosas adhesiones. (…)
¿Qué pedimos? Sólo dos cosas simples y claras:
Primero, que el plebiscito cumpla con todos los requisitos esenciales que ya hemos señalado para que tenga validez, requisitos que universalmente se reconocen como las condiciones sine quanon para ser estimados correctos.
Segundo, que se planteen claras alternativas.
Por nuestra parte, frente a la proposición del gobierno, formulamos una alternativa manifiestamente definida: el regreso a la democracia a través de un gobierno de transición.
El país espera una respuesta. (…)
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