Carta al diario HOJA EN BLANCO
Señor director/a:
Quiero compartir una carta recibida el día 3 de noviembre en mi correo personal, del señor Martín Mujica O., gerente de la AFP Cuprum, a la que pertenezco. Me informa que el 2 de noviembre el gobierno anunció el ingreso al Congreso de una propuesta de reforma de pensiones y todo ello “impactará directamente en su futuro y en el de miles de personas y sus familias”, y luego me entrega más antecedentes para ir confirmando que mi futura pensión será pésima, por todas estas contundentes razones.
El gobierno “propone que el 6% de cotizaciones adicionales vayan a un fondo colectivo y no a las cuentas individuales de los trabajadores”. Como efecto de esto “la mayoría de los cotizantes no solo recibirán una pensión más baja (…) sino que además no tendrán propiedad sobre esos fondos” (…) “y como consecuencia, no tendrán la posibilidad de heredar lo que hayan acumulado a lo largo de su vida en lo que respecta a la cotización adicional”.
Más adelante, escribe “No hay que desestimar que el sistema de reparto es un mecanismo que va en retroceso en el mundo desarrollado y que ha demostrado ineficacia y problemas de sostenibilidad en países como el nuestro, donde la tasa de envejecimiento va en rápido aumento”. (…) “Dicha medida choca de manera directa con otra de las preferencias muy sentidas por las personas y que también ha sido recogida en sucesivas encuestas: el derecho a preservar la libertad de elegir”. Para finalizar, nos evidencia todo lo que hacen para precaver la seguridad de nuestros fondos y similares esfuerzos guiados buscando, sin duda, nuestro bienestar.
Hace unos años, el movimiento No+AFP despertó una nueva mirada: desde luego, quienes trabajaban en espacios donde aún convivían asalariados del IPS y de AFP, era fácil comparar las jubilaciones, concluyendo que, a cargos similares, las primeras eran más altas que las segundas y no se “acababan” antes de morir, porque, precisamente, eran solidarias.
Aprovecho de expresarle al señor Mujica que tengo la profunda convicción de que si hay algo que puede salvarnos como seres humanos es la solidaridad, razón por la que jamás me opondría a que ninguna parte de mis fondos pueda contribuir solidariamente a otros asalariados como yo.
Me gustaría, por ejemplo, haber recibido alguna explicación clara y contundente en relación con las grandes ganancias de las AFP y nuestras pérdidas como cotizantes, situación totalmente desigual, en tanto nuestros fondos pierden y los de ustedes, jamás. Por ejemplo, en 2017 la prensa informaba que las utilidades netas obtenidas alcanzaban a $347 mil millones. Y a septiembre de 2022, la Superintendencia de Pensiones señaló que la industria mostraba ganancias totales por la cifra de US$324 millones al cierre del tercer trimestre, que era 9,2% mayor a la de similar periodo de 2021.
Gran parte de nuestra sociedad se preguntó, y sigue haciéndolo, por qué nuestras FF.AA. pudieron no cambiarse de sistema previsional, mientras la mayoría debió hacerlo. Solo para recordar, este sistema de AFP fue impuesto en la dictadura cívico militar, sin restricciones ni consultas a quienes serían sus usuarios. Esto a propósito de la firmeza con que el señor Mujica denuncia que está en riesgo “el derecho a preservar la libertad de elegir”. Sus palabras pueden entenderse como una de las tantas campañas del terror que hemos vivido en los últimos 50 años, para temas que se conocen y se informan muy poco y con escasa claridad. Así como no creí en esa última campaña -a propósito de la votación por el Apruebo o el Rechazo-, que decía que nuestras familias no podrían heredar nuestros fondos, porque la realidad es que la mayoría no “hereda” nada, ya que nuestros fondos NO SOLIDARIOS a menudo se acaban antes de morirnos, justamente porque carecen de apoyo solidario, y las familias deben seguir sustentando a sus familiares jubilados como puedan.
El economista Joseph Stiglitz, premio Nobel 2001, y que quizás ya haya sido acusado de comunista, como parte de la nueva campaña de caza de brujas que ha rebrotado con fuerza, desde hace años ha sido muy crítico del sistema de AFP. En El Mostrador (17 de junio de 2015), invitado a un seminario organizado por la comisión abocada a estudiar cambios al sistema, señalaba que “Chile debiese estar muy preocupado por tener un sistema de pensiones privado, ya que es uno de los países más desiguales de la OCDE y ese modelo genera mayor desigualdad”.
Agradezco la preocupación del señor Mujica, pero tengo que decir que no creo su discurso. La mitad de quienes trabajan en Chile gana menos de $400.000 -para qué mencionar las pensiones de los jubilados; con eso deben comer, pagar arriendo o dividendo, movilizarse, vivir, en suma.
Vivimos un mundo extremadamente injusto y desigual, que solo va a extremar esa condición mientras no entendamos la importancia de establecer lazos de solidaridad y no de despiadada competencia. Después de leer esta carta, que me obligó a escribir una respuesta y me despertó antiguas imágenes y variados pensamientos, me vino a la mente esa vieja canción de nuestro folclore: “El costillar es mío, me lo quieren quitar…”.
Josefina Muñoz Valenzuela
Comentarios Recientes