Zygmunt Bauman. Múltiples culturas, una sola humanidad
Katz Editores, Buenos Aires, 2008
Zygmunt Bauman (1925-2017), destacado intelectual, sociólogo y filósofo, conocido por su concepto de “modernidad líquida”. El nombre corresponde a una conferencia del autor en 2004, en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. En general, sus obras siempre consideran el contexto real -un mundo de seres humanos relacionados de diversas maneras- para quienes se requiere una mirada ética.
“Hace setenta años, Sigmund Freud -en su libro El malestar de la cultura- atribuyó la infelicidad de las personas civilizadas de su época a que sacrificaban demasiada libertad de elección individual en aras de una mayor seguridad. Si Freud escribiera su libro hoy en día, probablemente insistiría en el conflicto entre libertad y seguridad, pero invertiría las causas de la infelicidad y diría que la infelicidad de las mujeres y los hombres contemporáneos se debe a que han cedido demasiada seguridad a cambio de obtener una cantidad cada vez mayor de libertad.
La ciudad es el laboratorio donde se pone en práctica y se desarrolla el arte de la convivencia diaria y pacífica con la diferencia. Trasladado o transferido desde ahí hacia el espacio planetario, ese arte y sus hábitos asociados podrían ayudar a desarrollar las habilidades que tan imperiosamente necesitamos para hallar un lenguaje común y emprender un diálogo entre distintas publicaciones, naciones, razas y civilizaciones del planeta. La tarea que se nos presenta podría dejar de parecer tan imponente y sobrecogedora: podría transformarse paulatina pero constantemente, en una finalidad realista cuya consecución esté a nuestro alcance. Por otra parte, como señaló Richard Sennett (uno de los más sagaces sociólogos actuales) al estudiar la experiencia estadounidense, la tendencia a “purificar” nuestro entorno inmediato y a restringirlo a personas que sean “como nosotros” -a moverse exclusivamente entre “personas similares”- es una forma de evitar fijarnos más a fondo los unos en los otros. Es una manera de rehuir el desafío de la diferencia. Sennett también descubrió que, cuanto mayor es la presencia de la segregación, cuanto más uniforme es el entorno, menos capaces son sus habitantes de enfrentarse a la realidad de las diferencias humanas”.
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